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  1. Fundamentos de Evolución
  2. CLASES TEÓRICO-PRÁCTICAS
  3. Tarea de la segunda clase teórico práctica

Tarea de la segunda clase teórico práctica

Requisitos de finalización
Apertura: miércoles, 26 de agosto de 2020, 00:00
Cierre: viernes, 4 de septiembre de 2020, 23:00

Una mirada desde la Historia de la Ciencia.

1. Elabore una Línea de Tiempo indicando los principales postulados de las teorías de cambio biológico propuestas por Buffon, Lamark, Cuvier, Darwin, Mayr y Gould.

2.  Asumiendo que usted es especialista en historia del pensamiento evolutivo y ha recibido una invitación para escribir sobre las propuestas evolutivas de Charles Darwin en una revista de divulgación científica, el equipo editorial de la misma le solicitó redactar una columna a propósito de la conmemoración del “Aniversario de Darwin” con las siguientes características:

2.a.) Extensión máxima: 40 renglones

2.b.) En su escrito debe exponer el surgimiento de las principales ideas de Charles Darwin, enmarcadas en el contexto histórico de producción. Para ello, debe incluir en su narración los siguientes núcleos conceptuales (subráyelos en el texto), en el orden que considere apropiado: población – azar – cambio – variabilidad – viaje en el Beagle – selección natural – Malthus – realismo – Mendel –especies – herencia – evolución – fijismo – dogma cristiano – reproducción diferencial

3.  Analice el caso puntual de Lamarck y Cuvier que se presenta a continuación y discuta qué relación existe entre las reconstrucciones históricas y la “historia real” (si no recuerda estos conceptos, relea el Bloque 1).

¿Qué relación tiene esto con el quehacer del biólogo evolutivo?

 La teoría de Lamarck generó numerosas discusiones entre los naturalistas de la época, quienes en su mayoría se resistían a considerar explicaciones que resultaran contradictorias con el relato bíblico. Al frente de las discusiones, en defensa de la postura creacionista, se encontraba Cuvier, quien gozaba entonces de gran prestigio científico y mantenía fuertes vinculaciones con el poder político y religioso de Francia. Al mismo tiempo, los aspectos más vulnerables de la propuesta de Lamarck, tales como la invocación del “sentimiento interior”, constituyeron el blanco de numerosas críticas. En este contexto, la fuerte controversia planteada entre los argumentos de Lamarck y la postura fijista de la escuela de Cuvier concluyó en un estancamiento de las ideas transformistas. Lamarck fue silenciado y marginado como científico.

Actualmente podemos reconocer en su obra una pieza fundamental del pensamiento evolutivo y una muestra de la audacia intelectual y de la creatividad científica de un gran pensador solitario.

(…)

Después del eclipse de las ideas de Lamarck, se produjo un largo letargo del pensamiento evolucionista. Recién cincuenta años después, el naturalista inglés Charles Darwin expuso, en su libro “El origen de las especies por medio de la selección natural” (1859), una teoría convincente que explicaba cómo se había producido el cambio de los seres vivos a lo largo del tiempo.

La otra cara de la historia

 Algunos historiadores de la ciencia, particularmente en Francia, ponen en duda los términos en los que se narra la historia de conflictos entre Lamarck y Cuvier. Por un lado, se destaca la necesidad de identificar con precisión las ideas sobre las cuales ambos naturalistas estaban en desacuerdo, por otro lado, se analiza si efectivamente la posición privilegiada de Cuvier en relación con el poder político y religioso de la época es un factor relevante para comprender el eclipse de las ideas de Lamarck.

Con respecto a las ideas, Lamarck observaba que muchas especies fósiles eran semejantes (“análogas”) a especies vivientes conocidas. Por el contrario, en el caso de los vertebrados fósiles en los que se especializaba Cuvier, era raro encontrar especies semejantes a las que viven en la actualidad. Lamarck llegó a la conclusión de que no pudieron producirse catástrofes destructoras de toda la vida en la Tierra ya que numerosas especies de invertebrados tenían continuidad en el registro fósil; de modo que la universalidad de las catástrofes proclamadas por Cuvier, entonces, no tenía validez. Por lo tanto, Lamarck inició una discusión abierta contra la doctrina catastrofista de Cuvier, quien entonces desplegó su argumento defensivo. Es indudable que sus ideas catastrofistas confortaban a los partidarios de la Biblia, sobre todo de Inglaterra. Pese a ello, entre 1820 y 1830, muchos científicos eminentes abandonaron la creencia en las catástrofes naturales y comenzaron a inclinarse hacia la idea de una continuidad en los procesos que ocurren en la naturaleza. En este sentido,

Lamarck se impuso a Cuvier en su posición anticatastrofista, es decir, una visión histórica que supone la continuidad de la vida a lo largo del tiempo.

Según algunos autores, Cuvier nunca se enfrentó directamente con Lamarck, aunque sí debatió en contra de las ideas de transformación de las especies. Al mismo tiempo, sugieren que no hay indicios confiables que permitan afirmar que Cuvier haya utilizado sus altas funciones para silenciar a Lamarck. En la interpretación de estos autores, la versión más difundida de la historia de esta controversia parece haberse plasmado a fines del siglo XIX, cuando naturalistas e historiadores franceses se propusieron resaltar la figura de Lamarck enfatizando su condición de pensador desconocido y perseguido. Cabe ahora preguntarse, cuáles podrían ser las motivaciones de esta iniciativa.

Como veremos más adelante, la argumentación brillante de Darwin, fundada en una gran cantidad de hechos, superó la propuesta de Lamarck. El Museo de Historia Natural de París sufrió un duro golpe a su orgullo. Una estatua de Lamarck, erigida en 1908, que se encuentra en el actual Jardín de Plantas de París ilustra bien esta historia: un bajorrelieve en bronce muestra a la hija de Lamarck consolando a su padre viejo y ciego con estas palabras: “La posteridad te admirará, ella te vengará, padre”. Más arriba se lee, “Lamarck, fundador de la doctrina de la evolución”. De esta manera, la sociedad científica francesa habría reivindicado su prioridad sobre las ideas evolutivas, dando a Lamarck la figura del genio silenciado.

¿Cómo debe entonces leerse este tramo de la historia? Por cierto, no hay una única lectura. Distintos historiadores o corrientes historiográficas recuperan y enfatizan distintos aspectos. Así como los modelos de la ciencia son construcciones sociales, profundamente influidos por la cultura en la que son gestados, la historia de la ciencia también refleja los sesgos y las complejidades de la mirada de los historiadores y de sus respectivos contextos sociales y culturales.

 

Extraído de: Massarini, A. & A. Schnek. 2006. Evolución: historia de la vida. Libro en 10 módulos. Ed. CePA..

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